Ecuador: CNE anuncia victoria de Noboa en un proceso denunciado como “grotesco fraude electoral”.

Daniel Noboa, el joven empresario convertido en político, ha sido anunciado por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) como ganador de las elecciones presidenciales, tras una campaña electoral marcada por la violencia, la militarización del país y acusaciones de fraude por parte de la oposición. El CNE declaró su victoria con el 56% de los votos frente a la candidata del correísmo, Luisa González, quien alcanzó el 44%. Sin embargo, el proceso dista mucho de ser un ejemplo de transparencia democrática.

Desde el inicio de su breve primer mandato —producto de unas elecciones anticipadas tras la «muerte cruzada» decretada por Guillermo Lasso en 2023— Noboa adoptó un estilo de Gobierno autoritario, amparándose en una narrativa de «mano dura» contra el narcotráfico. Bajo su liderazgo, Ecuador vivió una de las militarizaciones más agresivas de su historia reciente, con estados de excepción prolongados, toques de queda y un uso creciente de las fuerzas armadas en tareas civiles. La violencia no disminuyó, pero sí lo hizo el espacio para la protesta y la crítica.

Durante la campaña, el presidente no dudó en explotar el miedo al crimen como principal herramienta electoral. Sus discursos estuvieron plagados de apelaciones emocionales a la seguridad, sin propuestas concretas para atacar las causas estructurales de la violencia: pobreza, desigualdad, corrupción institucional. Su Gobierno convirtió a las cárceles en campos de batalla, sin resultados sostenibles.

Los comicios del 13 de abril fueron celebrados bajo un fuerte despliegue militar, en un ambiente que diversos analistas han calificado como de «coerción silenciosa». La oposición denunció «un grotesco fraude electoral», cuestionando no sólo la integridad del conteo, sino la falta de garantías en el proceso. González, cercana al expresidente Rafael Correa, exigió una auditoría internacional. A pesar de ello, el CNE proclamó la victoria de Noboa sin dar espacio a la revisión de resultados ni al debate público.

La alta participación ciudadana, del 83,76%, ha sido usada por el oficialismo como prueba de legitimidad. Pero analistas independientes advierten que ese número refleja más un país angustiado por el caos y la violencia que un respaldo real al presidente.

Con su partido sin mayoría en la Asamblea Nacional, Noboa enfrentará obstáculos para gobernar. No obstante, la preocupación de sectores democráticos gira en torno a cómo manejará esa oposición institucional: ¿apostará por el diálogo o continuará profundizando su estrategia de concentración de poder?

A un país golpeado por la violencia, la migración forzada y el desempleo, le espera un futuro incierto. Y a un presidente que prometió «orden y futuro», le toca ahora rendir cuentas, no únicamente ante sus votantes, sino ante una sociedad que ha pagado un alto precio por su cruzada militarista.

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