La reciente IX Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada los días 8 y 9 de abril de 2025 en Tegucigalpa, Honduras, ha marcado un hito significativo en la historia de la integración regional.
Mientras el escenario geopolítico mundial se transforma con rapidez, América Latina busca recuperar protagonismo internacional. En ese contexto, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) emerge como una de las plataformas más relevantes —y a la vez más desafiadas— para construir una integración regional autónoma, con voz propia y mirada común frente al mundo.
¿Qué es la CELAC?
Creada en 2011 en Venezuela, la CELAC agrupa a los 33 países de América Latina y el Caribe. A diferencia de otras instancias regionales como la OEA, la CELAC excluye a EEUU y Canadá, lo que le otorga un carácter distintivamente latinoamericano y caribeño.
Su objetivo principal es promover la integración política, económica, social y cultural de la región, sin injerencias externas, y bajo el principio del respeto a la diversidad ideológica.
¿Por qué es importante?
La CELAC permite que Gobiernos de distintos signos políticos —desde conservadores hasta progresistas— se sienten a dialogar sobre intereses comunes. Pese a las diferencias internas, se busca fortalecer la cooperación regional en áreas como educación, medio ambiente, salud y seguridad alimentaria.
Asimismo, a través de la CELAC, la región ha podido establecer diálogos conjuntos con bloques clave como la Unión Europea, China, la Unión Africana y más recientemente con los BRICS, lo cual refuerza su capacidad de negociación internacional y abre espacios para cooperación Sur-Sur. En un momento en que muchos países latinoamericanos critican el rol de la OEA, la CELAC se perfila como una alternativa más autónoma y legítima para debatir los asuntos de la región sin la influencia de Washington.
Durante la pandemia de COVID-19, la CELAC funcionó como canal de diálogo y coordinación entre países para facilitar el acceso a vacunas, intercambio de experiencias sanitarias y colaboración científica.
Cabe recordar que, a principios de año, Honduras convocó una cumbre de emergencia de la CELAC para abordar la crisis migratoria y otros temas urgentes. Sin embargo, debido a la falta de consenso entre los países miembros, el encuentro fue cancelado. La presidenta Castro lamentó la ausencia de unidad en ese momento crítico, pero reafirmó su compromiso de seguir buscando soluciones conjuntas.
La realización exitosa de la cumbre en abril demuestra la capacidad de la CELAC para superar obstáculos y avanzar en su misión de integración. Los líderes asistentes coincidieron en la necesidad de fortalecer la cooperación regional frente a desafíos comunes, destacando la importancia de mantener la paz y la estabilidad sin injerencias externas.
Un momento decisivo
El actual contexto global —con guerras, tensiones económicas y nuevas alianzas estratégicas— requiere que América Latina defina su rol. La CELAC podría ser la plataforma adecuada para construir una voz colectiva que defienda intereses comunes: desde el cambio climático hasta la reestructuración del sistema financiero global.
Pero para ello, necesita más que buenas intenciones. Requiere voluntad política sostenida, mayor institucionalización y una ciudadanía regional que comprenda que la integración no es un lujo, sino una necesidad.