Lula en Moscú: Una visita Cargada de Simbolismo con una Fuerte Apuesta a los BRICS.

La visita del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a Moscú durante la conmemoración del Día de la Victoria —una fecha cargada de historia y significado para Rusia— subraya el regreso de Brasil al tablero geopolítico global como actor independiente, comprometido con el diálogo, la multipolaridad y la búsqueda de la paz.

Mientras líderes occidentales siguen optando por el aislamiento diplomático frente a Moscú en el contexto de la guerra en Ucrania, Lula ha preferido trazar un camino propio. Su presencia en la capital rusa no implica una reafirmación de su apuesta por el multilateralismo y por el papel de las potencias emergentes en la resolución de conflictos globales. En este sentido, pareciera que el mensaje de Brasil es que no será un espectador pasivo en la redefinición del orden mundial.

Lula, con una trayectoria consolidada como líder del Sur Global, sabe que su rol trasciende lo económico. Su visita a Moscú refuerza los lazos dentro de los BRICS, un bloque cada vez más relevante frente a la hegemonía occidental. Al participar en una fecha tan simbólica, Lula no solo afianza la relación bilateral con Rusia, sino que también proyecta a Brasil como un interlocutor confiable en momentos de tensión internacional.

El viaje también tiene una dimensión interna: muestra a un Lula activo, con visión internacional, capaz de posicionar a Brasil como constructor de puentes en un mundo signado por las disputas geopolíticas. Mientras muchos líderes occidentales optan por discursos belicistas, Lula insiste en el camino del diálogo, apelando a la tradición diplomática brasileña.

En tiempos de incertidumbre global, la presencia de Lula en Moscú es un gesto audaz que refleja liderazgo, coherencia y voluntad de influencia constructiva. No es solo una visita, es una señal de que Brasil está de vuelta en el escenario internacional, con voz propia y con una misión clara.

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