Rodríguez Gelfenstein: «Venezuela encuentra en los BRICS su espacio natural de inserción al mundo».

El nuevo período de Gobierno en Venezuela que lidera el presidente Nicolás Maduro se enfrenta a una serie de desafíos en materia de política exterior. La transición de poder global, signada por un exponencial aumento de la conflictividad internacional, intensifica un proceso de declive de un orden mundial dominado por EEUU y la emergencia de un orden global alternativo, de carácter multipolar.

La crisis de la globalización ha incidido fuertemente en las Américas. Mientras que el declive del globalismo neoliberal condujo al ascenso de Donald Trump al poder – lo cual refleja el protagonismo de una élite continentalista a partir de una reconfiguración de la Doctrina Monroe – , América Latina se encuentra en un fuerte proceso de fragmentación y creciente polarización política. No obstante ello, la transición hacia la multipolaridad está pautada por la creciente preminencia de las potencias agrupadas en los BRICS, un grupo que intenta representar los intereses del Sur Global a partir de posiciones políticas que defienden la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.

En este contexto, «la política exterior de Venezuela desde que llegó el presidente Chávez al poder, es de abrirse espacio en todo el escenario mundial«, indicó Rodríguez Gelfenstein. A diferencia de los Gobiernos de derecha, que se han restringido a una acción internacional leal a los intereses de EEUU, el Gobierno bolivariano ha fomentado sus relaciones con Rusia, China, Irán, Turquía, Qatar, Arabia Saudita, entre otros. Allí hay un amplio espectro que «no tiene un sesgo ideológica, más bien son países aliados con los que compartimos determinadas identidades», afirmó.

Con respecto a la asunción casi simultánea de Trump y Maduro como presidentes de EEUU y Venezuela respectivamente, «ello implica una casualidad histórica que podría abrir un espacio de diálogo entre ambos países», dijo el investigador venezolano. Entre los tres grandes temas que EEUU se ha planteado, «hay dos asuntos en los que Venezuela puede ser un actor importante, el energético y la migración», señaló. Si logramos ver a un Trump más pragmático que ideológico, «es posible de que se abra un camino de diálogo y respeto entre los dos países», afirmó.

Por su parte, siendo Venezuela un país rechazado por Occidente, al que se le han cerrado todas puertas políticas, económicas, de intercambio cultural y comercial, obligatoriamente tiene que concurrir a otros espacios internacionales. Hoy, «ese espacio fundamental en el mundo de hoy es BRICS«, sostuvo.

Se da la paradoja de que quien veta la posibilidad de Venezuela para entrar a dicho grupo ha sido Brasil, «lo cual fue una verdadera estupidez», sentenció. «Si Brasil cree que va a subordirnar a los BRICS a sus designios grandilocuentes de hegemonía regional, por vía de decidir quien entra y no, se equivoca», dijo. En este sentido, «ello no tiene ninguna perspectiva de futuro, por lo que más temprano que tarde, Venezuela entrará a los BRICS», indicó.

A nivel interno, «el que votó a Maduro sabía a lo que se estaba ateniendo», indicó. El votante «sabía que implicaba el cuidado de la soberanía nacional y la protección del país, por lo que en ese sentido, es un voto mucho más fuerte y firme en términos políticos e ideológicos», explicó. Asimismo, «el pueblo venezolano se organiza cada vez más desde las bases, lo cual es algo que inició con el Comandante Chávez y que Maduro ha profundizado», dijo. Por ello, el pueblo no es objeto, sino sujeto de la toma de decisiones», indicó.

En este sentido, «la etapa que comienza necesariamente va a tener que ser de mayor protagonismo popular y es a lo que apunta el presidente Maduro», afirmó. Ello está relacionado con el avance hacia un debate para una reforma constitucional, «que genere un sistema de mayor participación popular y democrática, lo cual es un gran reto de cara al futuro», concluyó Rodríguez Gelfenstein.

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