Argentina: la victoria del oficialismo y la profundización de las dependencias con el Gobierno de Trump.

Por Santiago Caetano

La victoria del oficialismo en las recientes elecciones en Argentina implica, entre otras cosas, la confirmación de una política exterior completamente alineada con los intereses del Gobierno de Donald Trump, que intensifica las asimetrías y las relaciones de dependencia con EEUU. Con un mayor apoyo legisltivo, Milei ahora se ve empoderado para profundizar los lazos con la potencia norteamericana, configurando una política exterior moldeada más por el alineamiento ideológico que por el interés nacional del país.

Si bien, como afirma Busso (2024), los gobiernos de carácter liberal conservador en Argentina se han destacado por su apuesta de acoplamiento o alineamiento con EEUU, el Gobierno de Milei puede caracterizarse, además, por su impronta “hiper-occidentalista”, a partir de una súper-ideologización canalizada en posicionamientos pro-occidentales y con un formato radicalizado. También resulta de interés hacer mención a la modalidad “antidiplomática” de Milei a la que hace referencia Tokatlián (2024), describiendo una política exterior dominada por los gestos, los posicionamientos ideológicos y los actos performáticos, más que por la negociación, la continuidad y el desarrollo de una política de Estado.

En este marco, se destacan las implicaciones del acuerdo de Swap por 20 mil millones de dólares con el Tesoro de EEUU. Mientras fue planteado como una herramienta para estabilizar la volatilidad financiera del país, la medida cumple la función de mantener a un presidente en el gobierno que cumpla con entusiasmo la agenda neo-Monroeista de Trump hacia la región.

Si bien la medida ayudó a calmar (de momento) los mercados domésticos y mantener así a un aliado político en la cruzada contra China y, con ella, la influencia de los BRICS en América Latina, lo cierto es que más allá de la retórica, la economía argentina está muy atada a los vínculos comerciales con China y Brasil. Como advierte Busso, los alineamientos ideológicos no pueden sustituir las realidades estructurales.

En este contexto, el acoplamiento acérrimo al Gobierno de Trump, además de incrementar las dependencias, puede implicar para Argentina el riesgo de quedar aislada diplomáticamente y perder capacidad de negociación en los ámbitos multilaterales. En el plano regional, Milei se posiciona en el rol de proxy de los EEUU para los asuntos hemisféricos, con lo cual es de esperar la continuidad en el apoyo a la militarización del Mar Caribe, así como a la intensificación de la presiones y amenazas sobre Venezuela. En este marco, el Gobierno argentino se establece como un mero seguidor de los objetivos de Washington en la región, más que un actor independiente capaz de ejercer influencia en virtud de los propios intereses del país.

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